miércoles, 30 de septiembre de 2015

Música medieval y renacentista (36): Música medieval española.


The Ivory Consort interpreta, lo más fidedignamente posible, la música medieval.
Muy interesantes sus grabaciones de música sefardita.
http://www.discogs.com/Ivory-Consort-Music-In-The-Land-Of-Three-Faiths/release/4752925
http://excellence-in-literature.com/lit-and-comp/e2-resources/ivory-consort-medieval-music-videos
https://itunes.apple.com/cl/artist/the-ivory-consort/id312896321









https://www.youtube.com/watch?v=-6jsUanVaCM
https://www.youtube.com/watch?v=thWgu4upRPY
https://www.youtube.com/watch?v=WF7Dhu6xkQQ

martes, 29 de septiembre de 2015

Pintores de hoy (70): Richard Britell (USA, 1944)

Richard Britell es un reputado pintor neoyorquino que destaca especialmente por su recreación de espacios arquitectónicos aunque aborde también otros temas.



















Todas las imágenes y/o vídeos que se muestran  corresponden al artista o artistas referenciados.
Su exposición en este blog pretende ser un homenaje y una contribución a la difusión de obras dignas de reconocimiento cultural, sin ninguna merma a los derechos que correspondan a sus legítimos propietarios.
En ningún caso hay en este blog interés económico directo ni indirecto.

Opinión personal (49): Vampiresas de cine (7º):

El cartero siempre llama dos veces” (1946, Tay Garnett)  es –al igual que en “Perdición”, que hemos comentado en el post anterior- un relato de James M. Cain, uno de los escritores del género negro que más novelas vendían por aquellos años  en Estados Unidos (aunque no era muy valorado por algunos de sus colegas; el mismísimo R. Chandler, que adaptó Perdición, no le dolian prendas al decir de Cain que "Todo lo que toca huele como a macho cabrío").
La novela tardó en adaptarse al cine porque la censura de la época puso muchas trabas (no olvidemos que todavía estaba en vigor el conocido “código Hays”), lo que hizo que las adaptaciones europeas de la misma llegasen a la pantalla antes que la versión norteamericana.  
Gregorio Belinchón (1) señala como la versión francesa de Pierre Chenal (“Le dernier tournant”) se estrenó sin demasiado éxito en 1939; todo lo contrario  de lo que sucedió con la versión italiana que realizó con Visconti, con el título de “Obsesión,  que hoy día todos reconocen como uno de los mejores films del aristocrático director italiano.
Cuando la MGM obtuvo por fin el visto bueno pidió prestado a la Warner a John Garfield (actor que poco después moriría de un infarto seguramente propiciado por los hostigamientos a los que fue sometido por parte del Comité de actividades anti-norteamericanas, que tantos estragos hizo en la posguerra) y contrató para el personaje femenino a Lana Turner que por aquel entonces estaba en la plenitud de su belleza, belleza que aportó a su personaje dándole una rotunda -y necesaria- carnalidad


Hay críticos que opinan que esta película, si no se hubiese hecho posteriormente la tórrida versión de Rafelson, hubiese pasado a la vitrina de los buenos títulos de su década pero no hubiese obtenido la revalorización de la que actualmente goza. Tengo mis dudas al respecto ya que una visión actual permite reconocerla como un excelente ejemplo de cine negro (hay sexo, engaños, “femme fatale”, tipos duros… en fin: los ingredientes necesarios para un buen film y sin duda fueron bien “mezclados” y aderezados con un guión interesante); cierto es que ver a  Jessica Lange metida “en harina” tiene su aquel (uno de los mejores sexi-rebozados de la historia).... pero las torneadas piernas de la Turner (amén de otros innegables encantos)  no le van en absoluto a la zaga y creo que ambas pueden compartir los laureles de “vamps” de la historia del cine. 


El ya mencionado  Belinchón (2) señala en su estudio que cuando el personaje interpretado por Garfield acepta el trabajo que ofrece el anuncio -“Man wanted” (se necesita empleado, pero que en inglés tiene el doble significado de ”Se necesita hombre”)- acepta ser seducido por la rubia que vive allí: “El plano es espectacular: un lápiz de labios rueda por el suelo –menudo detonante fetichista- y Frank, que así se llama el vagabundo, lo recoge y eleva la vista para observar a su dueña. Desde los zapatos, subiendo por sus impresionantes piernas, hasta su mirada seductora”. 


  La historia se desarrolla gradualmente y la toma de conciencia de que su amor sin dinero no sobreviviría (lo de contigo pan y cebolla no funciona con las vamp) les hace desear la muerte del marido de Cora por lo que el asesinato surge como casi inevitable.
La película tiene un excelente ritmo en toda esta primera parte que culmina con el asesinato de Nick, aunque, lamentablemente, a partir de ahí el ritmo va decreciendo y el relato de la trama judicial posterior resulta algo confuso y pesado lo que le quita cierta brillantez al film que finaliza –dentro de la lógica que ya hemos expuesto anteriormente- con una nuevo accidente en el que fallece Cora (la mujer transgresora) y por el que su amante, aunque inocente esta vez, será condenado por asesinato: una pasión hasta cierto punto “subversiva” debía ser siempre condenada a los ojos morales de la época. 
Cuentan los cronistas de cotilleos cinematográficos que Lana Turner ejerció sus dotes de seducción más allá de los platós con John Garfield aunque el asunto no fue a más y acabaron su breve relación con una acuerdo amistoso y sin que la esposa de Garfield se enterase del romance (a menos mientras duró este). 


La actriz, que nunca fue un prodigio de expresividad, logró transmitir al personaje de Cora Smith, la energía y vitalidad sexual de la que ella hacia constante gala en su vida privada. Sus andares felinos, su mirada que parecía transmitir una constante lascivia, resultaron perfectos para crear un ambiente sexual con la mera insinuación del deseo. 
La película disfruto de éxito en su estreno y las críticas fueron sumamente positivas. 


Lana Turner nació en Idaho en 1920. En 1929 su padre fue asesinado por lo que la familia decidió trasladarse a California en donde un periodista la “descubrió” siendo muy joven. Su carrera se consolidaría especialmente durante la década los cuarenta en la que títulos como el que nos ocupa le otorgaron fama y prestigio. En su vida privada los escándalos fueron constantes hasta el extremo de verse implicada realmente en un asesinato cuando su hija adolescente mató a su amante, el gánster Joe Stampanato. A partir de ahí –y aunque el veredicto fue el mejor posible (homicidio justificado)- la actriz encontró alivio en el alcohol aunque todavía protagonizó algunos films estimables como el melodrama de Douglas Sirk “Imitación a la vida” (1959).
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/t/turner_lana.htm
http://www.mujeresenlahistoria.com/2015/03/la-actriz-perdida-lana-turner-1921-1995.html
https://www.youtube.com/watch?v=ZJKS9S3KA7w

https://www.youtube.com/watch?v=W3Be8lPk2O8&list=PLggA3g9NkDDE5j-zcNVXNfaUEMYumXPu4
-continuará-
Autor: Javier Nebot, Sept. 2015.

Notas:
(1) Gregorio Belinchón firma el estudio de presentación que incluye el DVD de la película dentro de la coleccción “CINE DE ORO” de EL PAIS.  
(2) Óp. Cit. P. 16.  

domingo, 27 de septiembre de 2015

Opinión personal (48): Vampiresas de cine (6º).

Perdición” (“Double indemnity” 1944) fue uno de los primeros films del maestro Billy Wilder (que contó con la colaboración de R. Chandler en la realización del guión basado en la obra de JamesM. Cain). Como bien señala la revista DIRIGIDO (nº 312 -Mayo 2002) esta película constituyó “una referencia, que  abrió la espita en Hollywood de las trampas criminales sobre adulterios y asesinatos de maridos, creando una iconografía (p.64). 
http://www.filmaffinity.com/es/film207165.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Double_Indemnity


Con esta película surgió una mujer fatal mucho más evolucionada y sutil que nuestra ya conocida Brigid O´Shaughnessy de “El halcón maltés”: su protagonista, aun sin la rutilante belleza de la Kitty Collins de “Forajidos” (¡cómo competir con Ava Gardner!), desplegaba una innegable capacidad de seducción siendo capaz de convertir cualquier gesto o insinuación suya en puro erotismo (lo que, ciertamente, es mucho). 
Bárbara Stanwyck consiguió un personaje teñido de  un profundo cinismo, cinismo que procuraba camuflar con una sobre-dosis de seducción.
Sin duda Phyllis Dietrichson es una gran manipuladora.
Desde las primeras escenas del film su personaje lograba echar sus hilos de araña sobre el protagonista (incluso, como opina Quim Casas en el mencionado Dirigido, el proceso de seducción del agente de  seguros es “demasiado” rápido)  consiguiendo que éste materialicese su propósito de deshacerse del marido plasta, convirtiéndole de esta manera en su cómplice, sin más esfuerzo que unas  cuantas miradas turbadoras y algunos gestos prometedores que, con un poquito de imaginación, auguraban mayores placeres. 


La película comienza con el protagonista masculino, el agente de seguros Walter Neff (Fred MacMurray, siempre correcto) contando el relato de lo sucedido a un dictáfono para que su socio y amigo (un excelente Edward G. Robinson) pueda escuchar posteriormente su confesión (nuestro hombre está herido y cree no poder salir con vida). 
Neff confiesa que él fue el asesino del Sr. Dietrichson y que todo lo hizo por el dinero (una sustanciosa prima que debería pagar su propia compañía de seguros) y por una mujer, aunque “No obtuve el dinero…y tampoco a la mujer”. 
A través de diversos “flash-backs” -al igual que posteriormente haría Siodmack en la ya referida “Forajidos”-  Neff, que se convierte en narrador, explica al espectador todo lo acontecido convirtiéndole en una especie de testigo de los hechos y mostrándole de esta manera el momento en donde conoce a Phyllis Dietrichson, mujer que, irresistiblemente, lo llevará al hundimiento. 
La aparición de la Stanwick, en la cima de las escaleras de su casa, vestida solamente con una toalla blanca, luciendo su melena rubia, implica ya un cierto reconocimiento de “diosa”, alejada de sus posibilidades. Estamos ante el nivel del ideal imaginado y nunca alcanzado.
Su voz, sensual, mantiene al personaje de Neff subyugado. 
Ella le invita a pasar, Neff acepta y reconoce “lo único que me importaba en ese momento era la dama de arriba y la manera en que me veía, y cómo tenía el deseo de volverla a ver, de cerca, sin                aquella baranda interponiéndose entre nosotros”. 
Cuando ella entra, vestida de blanco –perfectamente iluminada-, entabla un diálogo con nuestro hombre sobre la posibilidad de hacerle un seguro de vida a su marido y la conversación lleva a un cierto coqueteo que hace que  el agente de seguros se vaya encantado y con la promesa de regresar, aunque advierte con su voz en off:
 “Era una tarde calurosa y todavía se podía percibir el olor de madreselva en el ambiente…¿Quién iba a pensar que el homicidio podía oler a madreselva?”. 


A partir de aquí se inicia el viaje a la destrucción ya que el espectador sabe que la telaraña se va a ir tejiendo  irremisiblemente, llegando a un punto en donde la simple solicitud de hacer un seguro de vida al marido –sin que éste lo sepa- tendrá consecuencias funestas.
Neff, de alguna forma, sabe que ella le está utilizando (“¿Quién crees que soy? ¿Un tipo que conoce a una bella mujer que va vendiendo seguros de vida a sus esposos?”) …pero se deja seducir.: “Ahí me di cuenta que este no era el fin entra ella y yo. Era sólo el principio”.
Desde luego ella obra con sutileza en todo momento.
Wilder nos muestra en diversos planos los brillantes ojos de Phyllis como si fuesen ojos de serpiente, ojos que la ficción occidental atribuye a todas las “devoradoras de hombres” desde Circe y Medusa hasta las Sirenas.  (El no saber de mitología tiene -obviamente- sus riesgos)


En un fragmento de las conversaciones que tuvo Billy Wilder con Cameron Crowe éste le pregunta: “¿Recuerda la indicación que dio a Bárbara Stanwick en “Perdición” para ese plano mudo de su rostro mientras se está produciendo el asesinato en el asiento posterior? Los ojos se le llenan de algo que es casi sexual.” A lo que Wilder le responde: “Cuando él mata al marido en el asiento posterior. Sí. Por supuesto, miss Stanwyck era una actriz muy inteligente. Yo no veía clara la peluca, pero quedaba bien, porque era una peluca falsa. Era claramente una peluca… Y la pulsera del tobillo…., propia de una mujer casada con ese tipo de hombre. Todo está gritando asesinato.  Claro que lo ensayamos. Pero lo ensayé con ella una o dos veces, como máximo. Era una mujer extraordinaria. No tuve ninguna dificultad. Se sabía el guión, los diálogos de todo el mundo. Ni un fallo, ni un error; tenía un cerebro maravilloso”. (p.69)
Si, Neff es hechizado por la mirada de Phyllis y cierra el trato de convertirse en cómplice de asesinato del marido de esta  con la promesa de compartir después dinero y futuro. 
El protagonista inicia un viaje que le lleva de ser un “buen hombre” a un “hombre del mal” en el que ya no hay vuelta atrás, como bien le recuerda Phyllis: “Saldremos de esto de la misma manera en que entramos: juntos”.
 La “mujer fatal” domina la situación aunque inevitablemente ésta acaba por estallar en un trágico final: ella muere y él a punto está (Wilder filmó dos finales; en uno de ellos se veía la muerte de Neff en la silla eléctrica, pero finalmente optó por el que conocemos, en donde de forma más delicada el resultado es básicamente el mismo).  
Antes de morir por el disparo de Neff ella le confiesa: “Nunca te amé Walter. Estoy podrida hasta en el corazón y te usé tal y como tú lo has dicho. 
Nunca significaste nada para mí….hasta hace un minuto, cuando no me atreví a disparar esa segunda bala. Nunca pensé que eso me podía pasar”.  
Sin duda toda una declaración de principios. (1)

Bárbara Stancwyck (1907-1990) protagonizó su primer gran papel en la película “Stella Dallas” (de King Vidor, 1937), aunque el personaje que hemos analizado la catapultó a la fama (fue su tercera nominación al Oscar). Se especializó en papeles de mujeres fuertes pero su filmografía abarca títulos de todo tipo: “Annie Okley”, “Bola de fuego”, “El extraño amor de Martha Ivers”. Curiosamente, al igual que en el caso de Marlene Dietrich, la prensa amarillista la estigmatizó como una lesbiana de “closet”.
https://es.wikipedia.org/wiki/Barbara_Stanwyck
http://www.imdb.com/name/nm0001766/
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/stanwyck.htm
http://www.rtve.es/alacarta/videos/dias-de-cine/stanwyck/2961644/

-continuará-
Autor: Javier Nebot, Sept. 2015.


Notas:
(1) Ricardo ALDARONDO, nos ofrece un estudio amplio y detallado en el libro de DIRIGIDO, "La condesa descalza/Perdición".Realmente merece la pena ser leído para situar el film en el contexto más amplio del cine negro y de la literatura de ese mismo género.

martes, 22 de septiembre de 2015

Opinión personal (47): Vampiresas de cine (5º).

   La plenitud de los años cuarenta: las “vamp” del cine negro. 

Como bien señala  la “Historia universal de cine(1) en su capítulo dedicado a las “vamp”, la Dietrich creada por Sternberg “resultaba demasiado cínica y refinada para la América de los treinta. La inmensa mayoría de las mujeres de la pantalla aspiraban al amor tal y como lo habían codificado los mercaderes del cine. Había, evidentemente, “mujeres malas” (casi siempre interpretadas por Bette Davis) pero al final recibían su castigo y solían quedarse sin el hombre que amaban, reservado para una ingenua. La Scarlett O´hara de Vivien Leigh fue el paradigma de la bella caprichosa e intrigante que se encontraba finalmente con la horma de su zapato. Hubo que esperar a la década de los cuarenta para que “la mujer fatal” encontrase en Hollywood el puesto que se merecía como pivote sobre el que giraban historias pesimistas y sombrías sobre hombres que perdían la cabeza, y a veces, la vida por ella. ¿A qué se debió este fenómeno? ¿A la pérdida de confianza acumulada durante la década de los treinta? ¿A la difícil situación provocada por la guerra, en la que vivían los hombres que peleaban lejos de sus hogares y se preguntaban qué estarían haciendo sus mujeres mientras tanto, soñando con traiciones que luego resultarían ser sólo sospechas infundadas? ¿O era un reflejo de fisuras más profundas en las relaciones sexuales de los norteamericanos? Esta posibilidad parece estar sólidamente fundamentada, sobre todo si se piensa en la auto-compasión crónica que sufren las “mujeres fatales” del cine, y en que los primeros signos de independencia femenina que llegan a las pantallas americanas son casi siempre actos de doblez y traición(p.57. T.VI) 
La importancia de los relatos policíacos de algunos autores de la década de los treinta es clave ya que a través de ellos (y de su éxito en la época) se configuró el estándar de mujer fatal. Cain, Chandler y Hammett traslucen cierta misoginia y muchos recelos frente a la mujer, bastante más que los que se dejan ver en las adaptaciones de sus novelas al cine. He elegido para este artículo algunas películas que me parecen paradigmáticas de todo lo dicho: “El halcón maltés” (1941) de John Huston, “Perdición” (1944) de Billy Wilder, “Forajidos” de Robert Siodmack (1946), “El cartero siempre llama dos veces (1946) de Tay Garnett y  Gilda” (1946) de Charles Vidor. 
1946, se ha convertido en un involuntario fetiche de las producciones de una década que fue extraordinariamente fructífera en la creación de personajes femeninos que iluminaban espectacularmente un tipo de cine considerado “negro”. 

Los autores del libro “Cine negro” de Taschen (2) señalan con acierto “El elemento más subversivo de la mayoría de filmes del cine negro es el personaje femenino, a menudo una mujer fatal. En décadas recientes, la critica feminista, por ejemplo Camille Paglia en ”Vamps and tramps” (1994) y un estudio que ha hecho época, “Women in Film noir” (1978), ha rescatado a la mujer fatal, la viuda negra, la mujer araña, de la percepción masculina, que las veía como brujas malvadas y castradoras. En su lugar, en estos estudios se ha visto a un buen número de personajes poderosos y seductores que proporcionan una posible alternativa al rebelde masculino. La critica feminista ha encontrado a mujeres muy fuertes atrapadas en un universo dominado por los hombres, dispuestas a utilizar el arma que sea necesaria, incluida su propia sexualidad, para nivelar de alguna manera el campo de juego (p.16). No puedo por menos que estar de acuerdo – al menos básicamente- con este planteamiento. 


La película “El halcón maltés” fue dirigida en 1941 por John Huston
Para muchos cinéfilos la fecha de 3 de octubre de 1941 (fecha de la première de la película en New York)  marca el inicio del llamado “cine negro”, o “film noir” por los franceses, ya que con esta película –debut en la dirección de Huston- se produjo el nacimiento de Bogart como mito (hasta entonces solo había interpretado papeles de matón o de gánster sin especial relevancia) a la vez que se iniciaba una nueva manera de contar las historias de detectives. 
Antes de la versión de Huston el relato de Dashiell Hammet fue llevado al cine en 1931 por Roy De Ruth  (Dangerous female) y poco después, en 1936, por Warrens William (Satan met a lady, con Bette Davis) en la que algunos críticos consideran perfecta muestra de un guión delirante. 
Cuando le llegó el turno a Huston este decidió dibujar todos los planos para tener clara la concepción visual que quería aunque, por lo que parece, el método del story board  -que había sido implantado con éxito en Hollywood por A. Hitchcook- no lo volvió a utilizar posteriormente. 
El halcón maltes” proporcionó a Huston un tema que habría de reaparecer frecuentemente en su obra posterior: el de un grupo de personajes que buscan apasionadamente un tesoro que al final demuestra ser ilusorio. 
 El papel protagonista de Sam Spade se le había ofrecido en principio a George Raft pero  -como suele ser habitual- este actor no estaba dispuesto a poner en peligro su popularidad en manos de un director novato por lo que el papel cayó en manos de Bogart dándole a éste la oportunidad de mostrarse en un papel a su medida: un sardónico a la vez que romántico detective privado que logra zafarse de todos los “malos” de la película incluida una sibilina y casi indefensa mujer fatal: Brigid O´Shaughnessy. 
Mary Astor encarnó con inteligencia a esta particular mezcla de vamp e ingenua que intenta manipular al protagonista para conseguir su objetivo sin conseguirlo finalmente. 
En “El halcón maltés” se introduce la figura del detective privado –Sam Spade- que procura mantenerse fiel a su particular código de valores y certezas a pesar de las posibles tentaciones que recibe desde distintos frentes incluido el femenino. 
El personaje de Mary Astor, Mary O´Shaughnessy, no encarna en la pantalla lo que se podría considerar como un  "tradicional" mujer fatal - la que despliega sus encantos sin fin- si no que, más bien, recrea a un personaje sutilmente manipulador que requiere constantemente  de la ayuda del protagonista: cara triste, frágil, haciéndose la pobre víctima, disimulando sus verdaderas intenciones para intentar llegar a la codiciada estatuilla que todos buscan. 
Aún siendo bella no es la “vamp” rutilante de los años treinta: habla para convencer, miente para conseguir lo que quiere, su arte está más en la manipulación que en la seducción.
 No le importa seducir y fingir amor pero Sam Spade es un detective  demasiado astuto como para caer fácilmente en sus redes: “Si fueras tan inocente como pretendes ser nunca llegaríamos a ningún lado”. 
A lo largo del film se va viendo cómo caen las diferentes capas de este personaje y se desvela su plan para apoderarse de la estatuilla antes que los hombres que también la persiguen. 
Como casi  todas las mujeres  en este tipo de películas no  solo no consigue su objetivo si no que es arrestada y la escena final muestra una metáfora del futuro que la espera ya que el ascensor en el que se la lleva un policía se cierra con rejas. La irónica promesa de Spade de esperarla no parece aliviar la frustración de la dama. 

La influencia de este personaje en las siguientes mujeres fatales parece ser clave ya que a través de ella se incorporan al arquetipo algunas de las más relevantes y sinuosas características que las diferencian de sus predecesoras
La plenitud de un género en alza contribuye a que los personajes adquieran muchos más matices y empiecen a indagar en diferentes direcciones no solamente utilizando el engaño para manipular si no incluso enamorándose de verdad de sus víctimas. 
En 1946 Robert Siodmack dirigió otro título esencial: “Forajidos”. 
El argumento nos narra cómo, una vez acabada la segunda guerra mundial, un soldado veterano y boxeador en declive encuentra dificultades para reincorporarse en la vida civil y acaba colaborando con el hampa. Un día conoce a una irresistible mujer, Kitty Collins, amante de un gánster (deslumbrante Ava Gardner), que le propone unirse a la banda para cometer un atraco y apoderarse del botín. 
Esta película fue la primera de las dos basadas en el relato del mismo título de Ernest Hemingway, publicado en 1927 (la segunda fue dirigida en 1964 por Don Siegel). 


La narrativa de “Forajidos” se estructura alrededor de la investigación de un agente de seguros que indaga sobre la muerte de Swede, “el sueco”. A través de diversos flash- backs que interrogan a diferentes personajes se reconstruye la historia que pierde relativamente el suspense al saberse desde el principio que el protagonista masculino acabará asesinado (Burt Lancaster, el “sueco”). 


Lo que se nos va explicando son las razones de su muerte “con lo que el público tiene la sensación de estar contemplando un juego complicado pero decidido de antemano, como ocurre en “Retorno del pasado” de Jacques Torneur, en la que el pasado influye tan fuertemente en el presente que llega a anularlo. Swede es un personaje literalmente condenado desde el primer momento. La investigación de Reardon carece en realidad de sentido pues a la compañía no le interesa un caso tan trivial y desea abandonarlo al igual que otros modernos héroes existenciales(3).  
Quizás involuntariamente, pero esta película contribuyó, en opinión de algunos estudiosos, a minar la visión fundamentalmente optimista del cine de la época oponiéndole otra visión de corte más existencialista y desencantada. 
Desde mi punto de vista Ava Gardner nos ofrece en esta película una mujer fatal de increíble presencia física. Enamora desde su primera aparición tanto al protagonista como al espectador. 
Su presencia en el film no es cuantitativamente alta pero en las pocas veces que sale en pantalla logra seducirnos  y hacernos comprender por qué el “sueco” se enamoró instantáneamente de ella. 

Sólo al final nos enteraremos de que éste ha sido engañado y utilizado para  arrebatarle el botín. 
El personaje interpretado por Burt Lancaster no quiso oír el consejo que le dio un amigo en la cárcel (¿Quieres un consejo sueco? deja de escuchar ese arpa dorada, te traerá muchos problemas”; el sueco guardaba celosamente un pañuelo irlandés que era de su dama.) y finalmente es traicionado por Kitty pero ésta acaba con sus huesos en la cárcel y reconociendo: “Soy veneno para mí y para los que me rodean”. 
Ava Gardner (1922-1990) fue un mito erótico durante casi toda su carrera (“el animal más bello del mundo”) aunque supo ampliar registro y participó en películas que hoy gozan de reconocido prestigio en la historia del cine. “Mogambo”, “La condesa descalza”, “La noche de la Iguana”, “La hora final” o “55 días en Pekín” son sólo unos ejemplos de una carrera que tuvo sus principales éxitos en la década de los cincuenta (4). 


-continuará-
Autor: Javier Nebot, Sept. 2015.

Notas:
(1) “Historia Universal del cine “. Editorial Planeta. Madrid 1982.  
(2) “Cine negro” Editorial Taschen. Autores Alain Silver, James Ursini y Paul Duncan.   
(3) “Historia Universal del cine” .Planeta, Madrid 1982. Tomo 6 pág. 50.  
(4) Sobre Ava Gardner (al igual que para las otras actrices–mito que relacionamos en este trabajo) la enciclopedia “Las estrellas. Historia del cine en sus mitos” (Madrid, 1981) ofrece una interesante bio-filmografía.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Música Barroca (27): Charpentier-Messe des morts à quatre voix-Ricercar Consort


Popularmente famoso debido a la utilización de una obra suya como himno de Eurovisión, Marc-Antoine Charpentier (1643-1704), fue un compositor francés barroco, creador de obras dignas de ser escuchadas todavía hoy con gran admiración.

Ricercar Consort y el Collegium vocale de Gand ofrecen cumplida muestra de sus capacidades musicales interpretando un repertorio amplio y de calidad.
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Entrada actualizada y revisada a 27-06-2020
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 Javier Nebot