viernes, 30 de octubre de 2015

Opinión personal (53): Shakespeare en el cine (2º de 6)

-continuación-
Anonymous (1), dirigida por Roland Emmerich en el 2011 es, también, un caso sorprendente porque si el director John Madden no parecía, en principio, el más idóneo para una película como Shakespeare in Love, Emmerich -que disfruta del dudoso honor de ser el padre de bodrios de la magnitud de Independence Day o 10.000lo parecía todavía menos para llevar adelante un melodrama histórico con pretensiones de qualité como es Anonymous, sin embargo el resultado es, como vamos a ver, bastante notable.


Esta película juega plenamente con la posibilidad de que el verdadero autor de las obras atribuidas a Shakespeare no fuera él sino el noble Edward De Vere, el conde de Oxford. El film comienza con Derek Jacobi  (siempre en la memoria de todos como el tartamudo emperador de la serie inspirada en la novela de Graves, Yo, Claudio) recordándonos que no hay manuscritos del escritor, lo que permite una reconstrucción histórica de los hechos mezclando datos reales con especulaciones.
El primero que cede su nombre para resguardar de tan indecorosa profesión de escritor teatral al noble fue, según la película, Benjamín Johnson.
A él le espeta el conde de Oxford: “En mi mundo nadie escribe obras, la gente como tú, sí”. 
Éste está muy convencido de la necesidad de su anonimato porque 
todo arte es político y todo artista tiene algo que decir, si no sería zapatero.

Esta frase refleja bien una de las tesis del film: las obras de teatro como armas políticas que posicionan a unos y a otros de diferente forma ante el poder y ante una reina Isabel que, a pesar de todo,disfruta del teatro (una Vanessa Redgrave algo histriónica en su papel de reina madura; más comedida Joely Richardson, representando a la reina en su juventud).



La película, al igual que Shakespeare in love, nos muestra una excelente reconstrucción de la Inglaterra del siglo XVI y de su ambiente teatral, social y político, pero hay que reconocer que nos presenta a William Shakespeare como un absoluto memo, hasta tal extremo que, desde mi punto de vista, peligra la viabilidad de la segunda tesis: presentarle como autor ficticio de unas obras de mucho nivel que fascinan al público.



¿Realmente alguien podría creer que un mastuerzo de tal calibre sería capaz haber escrito algo medianamente aceptable y totalmente fuera de lo habitual? En fin, cosas del cine.
La trama se complica con varias historias cruzadas que acaban –y esto sí que me parece un fallo grave- con una propuesta cercana al folletín: el conde de Oxford, amante en su juventud de la reina Isabel…..es hijo de la misma!!. Entiendo que los Tudor, con un precedente de la talla de Enrique VIII, se presten a los desenfrenos sexuales, pero no veo la necesidad, cara a la historia que se nos cuenta, de enrevesar el argumento con una innecesaria “caída edípica”. A pesar de las distintas líneas que se entremezclan y de la abundancia de personajes, que pueden complicar algo -especialmente al inicio- el seguimiento del argumento, la película acaba viéndose con cierto agrado porque hay precisión en la puesta en escena y también algunos momentos brillantes, además de tomas que no sólo reflejan la estética sino, también, el espíritu de la época.
Los actores están, en general, a la altura de lo que se puede esperar en una película que quiere reflejar unos tiempos amantes del teatro. Probablemente el mejor de todos ellos sea, Rhys Ifans,
 interpretando al conde de Oxford de tal manera que nos convence sobre la posibilidad de que alguien así pudiese haber escrito las obras que conocemos como shakespearianas.



Claro que, en el fondo, esto quizás sea solo un prejuicio, ante la necesidad que tenemos algunos de pensar que las grandes obras hayan tenido que ser creadas necesariamente por grandes hombres.
El montaje tampoco defrauda y encontramos varias secuencias interesantes como el resumen que se nos ofrece de las representaciones de Noche de reyes, Julio Cesar, Macbeth y Hamlet, o la escena del entierro de la reina Isabel que resulta bastante impresionante. Como ya he indicado antes la cuidadísima ambientación, inspirada en muchos cuadros barrocos holandeses, contribuye a dar una gran belleza formal del film.
En definitiva: no estamos ante una obra maestra, desde luego, pero la película se deja ver con el suficiente gusto como para tener ganas de saber más sobre los personajes de los que nos habla y sobre aquellos turbulentos tiempos.





Para situar la época lo tenemos muy fácil porque son muchísimos los films que nos transportan a aquellos tiempos y lo hacen con suficiente dignidad, huyendo de anacronismos históricos propios de los celuloides de los años cuarenta y cincuenta, que entendían el cine histórico más como un simple entretenimiento con decorado de época que como una recreación más o menos fidedigna de la misma (2).
Enrique VIII y sus múltiples devaneos copan el ranking de películas (3), pero como lo que nos interesa es el teatro isabelino recomendaría la visión de dos películas sobre esta reina: Elizabeth (1998), (4) y Elizabeth, los años dorados (2007) (5) ambas dirigidas por Shekhar Kapur. Viendo las dos es posible hacerse una idea de lo que fueron aquellos tormentosos tiempos, de los que, sin embargo, surgió una de las épocas más esplendorosas de Inglaterra. Una gran transformación política y religiosa que llevó -con todas sus luces y sombras- a una profunda renovación social y a una eclosión cultural de la que W.Shakespeare fue, sin duda, uno de los exponentes más brillante, aunque ciertamente no el único.




Para finalizar otro film meritorio:  Stage Beauty (Belleza prohibida) (6), 2004, dirigida por Richard Eyre. En esta película se nos narra, en un ambiente de finales del XVI o comienzos del XVII, las dificultades que atraviesa un actor especializado en papeles de mujer cuando se encuentra con que los tiempos cambian hasta tal punto que sí se permitirá a las mujeres acceder a las tablas como actrices, transformando de esta manera radicalmente lo que hasta entonces había sido un mundo exclusivamente reservado a los hombres. 
Crisis personal englobada en una crisis de época y con el teatro de telón fondo. 
En las escenas finales se representa, una de las mejores obras de Shakespeare en el escenario: Otelo.
Ni Inglaterra, ni el mundo iban a dar ya marcha atrás en un arte como el teatro. 
Arte que por méritos propios supo atrapar el corazón de los espectadores y que, con el tiempo, sería uno de los pilares sobre los que se desarrollaría otro nuevo arte: el cine.



-continuará-
Autor: Javier Nebot, Octubre 2015.
https://www.safecreative.org/user/JavierNC
Todas las imágenes y/o vídeos que se muestran  corresponden al artista o artistas referenciados.
Su exposición en este blog pretende ser un homenaje y una contribución a la difusión de obras dignas de reconocimiento cultural, sin ninguna merma a los derechos que correspondan a sus legítimos propietarios.

En ningún caso hay en este blog interés económico directo ni indirecto.

Notas:
(2) Hay mucha y buena literatura sobre el binomio cine/historia. La mayoría de ella centrada en las distintas épocas, pero para un trabajo como este me parece especial-mente recomendable la web: http://www.cinehistoria.com/
En ella diversos profesores enamorados del tema lanzan propuestas, ensayos, críticas cinematográficas que ayudan a situar correctamente tan delicada relación a la vez que preparan diversas posibilidades pedagógicas relacionadas con tan apasionantes temas. También merecen la pena y son útiles: 
De donde extraigo la siguiente relación 
*1911 - Henry VIII de William G.B. Barker : Laura Cowie * 1912 - Cardinal Wosley de J. Stuart Blackton y Laurence Trimble : Clara Kimball Young * 1913 - Anne de Boleyn de Henri Desfontaines et Louis Mercanton : Laura Cowie * 1920 - Anna Bolyen de Ernst Lubitsch : Henny Porten * 1933 - The private life of Henry VIII de Alexander Korda : Merle Oberon * 1937 - Les perles de la couronne de Christian-Jaque et Sacha Guitry : Barbara Shaw * 1953 - Young Bess de George Sidney : Elaine Stewart * 1966 - Un hombre para la eternidad de Fred Zinnemann : Vanessa Redgrave * 1969 - La reina de los mil días de Charles Jarrott : Geneviève Bujold * 1972 - Henry VIII and his six wifes de Waris Hussein : Charlotte Rampling * 1984 - Anna Bolena de Lotfi Mansouri : Joan Sutherland * 1986 - God's outlaw de Tony Tew : Oona Kirsch * 1991 - Henry VIII de Pierre Jourdan : Lucile Vignon * 2000 - Kevin & Perry de Ed Bye : Natasha Little * 2003 - The other Boleyn girl de Philippa Lowthorpe : Jodhi May * 2003 - Henry VIII de Pete Travis : Helena Bonham Carter * 2006 - The madness of Henry VIII de Doug Schultz : Ioana Flora * 2008 - The other Boleyn girl : Natalie Portman 
La serie televisiva LOS TUDOR, aun teniendo una trama algo forzada, también refleja, con una estética deslumbrante, las andanzas de un rey fogoso a nivel sexual e inquieto a nivel intelectual, así como los avatares que sufrió Inglaterra para pasar de un estado, más o menos feudal, a otro de corte más moderno, basado en el rey como pilar sustancial de la comunidad (política y religiosa). 
(4) Sobre Elizabeth:
(5) Sobre Elizabeth, los años dorados:
(6) Sobre Stage Beauty
https://www.youtube.com/watch?v=ok1jX_FY6so

<a href="http://www.safecreative.org/work/1511015691422-shakespeare-en-el-cine-algunas-reflexiones" target="_blank"> 
<span>Shakespeare en el cine. Algunas reflexiones</span> - 
<span>(c)</span> - 
<span>J.Javier Nebot Cervantes</span> 
</a> 

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