martes, 13 de febrero de 2018

Opinión sobre libros (12): Filosofía para desencantados. Leonardo da Jandra.

En tiempos auto-indulgentes y relativistas, dados a auto-engaños y a la proliferación de mitologías baratas, hablar de "desencanto" puede sonar a radical, incluso a peligroso, pero si algo de virtud tiene el libro de Da Jandra es, sin duda, su capacidad de ilustrar y argumentar sobre los por qués del mismo. Ciertamente, es posible que se enciendan algunas alarmas en los portavoces y "portavoceras" de según que mentalidades estrechamente político/correctas, porque el autor cuestiona seriamente el castillo de arena de la posmodernidad arremetiendo por ello contra muchos de los tópicos y tinglados pseudo-intelectuales que en la misma se han dado (y siguen dándose) y, claro, todo lo que suena a crítica del pensamiento (sic) dominante se anatematiza con furor.
Guillermo Fadanilli, que prologa el libro de Da Jandra, expresa con palabras atinadas lo que se consigue en "Filosofía para desencantados": "Da Jandra se enfrenta a los pesimistas y a los cínicos porque los conoce bien. También se distancia un tanto del relativismo pragmatista, pues cree que es posible construir todavía una filosofía capaz de unir pensamientos opuestos en aras de un fin determinado. ¿Qué tipo de doctrina sería esa? Una filosofía que mediante la conversación, la crítica y el fortalecimiento de valores morales fuera capaz de aumentar el conocimiento de uno mismo y el bienestar humano" (P.14)
"La aparente hostilidad que se revela o asoma en algunas de sus expresiones no es consecuencia de un espíritu amargo o conflictivo per se, sino que es provocación en pos de la sabiduría, confrontación que busca complicidad, no enemistades, estímulo para la disensión y para el conocimiento del extraño o del otro" (P.15)
"Filosofía para desencantados" ayuda a reflexionar, a salirse de consignas impuestas -las mini píldoras ideológicas que sustituyen hoy en demasiadas ocasiones a las ideas-, plantea una progresión de espacios de conciencia (egocentrismo-sociocentrismo-cosmocentrismo) que resulta sugerente, sugestiva y convincente (en una línea muy similar a la que ya expuso con detalle en su momento J. Gebser), apunta claramente hacia los riesgos de caer, por pereza moral y laxitud mental, en verdaderas distopías.
Un libro valiente porque se enfrenta -con argumentos- a muchas de las ideologías hoy vigentes, que -si empezaron con un saludable afán cuestionador y crítico- han mudado en un fundamentalismo intelectual que pretende acaparar para sí la exclusividad de la "verdad"...¡como si ésta se dejase atrapar a base de negar el pensamiento opuesto o por linchar al disidente! (aunque muchos lo intentaron en el pasado). Sin duda, al menos para el que esto escribe, es una garantía de sana diversidad ideológica el observar en la lectura del libro la infinidad de referencias a pensadores tan heterogéneos como George Steiner, J. Rawls, Habermas, Rorty, Richard Tarnas, Ken Wilber, el mencionado Jan Gebser o Teilhard de Chardin.
Leonardo da Jandra  nació en Chiapas, México, en 1951. 
Poco antes de cumplir un año, sus padres lo llevaron a Galicia. Cursó estudios universitarios en Madrid y posteriormente se traslado a Ciudad de México, en dónde se doctoró en Filosofía matemática. El autor pasó 23 años viviendo a los Robinson Crusoe en la selva oaxaqueña de Huatulco, luchando junto con su mujer -la pintora Raga García- por que el Gobierno de su país convirtiera aquel lugar en un parque natural protegido (cosa que, lamentablemente, no consiguió). Aparte de su labor filosófica Da Jandra también ha escrito novelas.
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