miércoles, 9 de mayo de 2018

La obra maestra (6): La Asunción de la Virgen. Francesco Boteccini (1475/1476)

El tránsito hacia el cielo.
El acceso de una mortal a un plano superior de perfección.
 Boteccini imagina, en la mejor tradición, como un superar círculos ese acceso al cielo.
 En el último de ellos se encuentra la divinidad, una divinidad que todos -incluidos muchos ateos- quisiéramos visualizar y disfrutar (Antigua la súplica: ¡Señor, muéstrame tu rostro!)
El cuadro, de grandes dimensiones (228,6 x 377,2 cm) y sito en la National Gallery (Londres), cautiva al espectador.
Tiene, en esa ascensión circular, concéntrica, que obliga a elevar la mirada, algo de hipnótico, más allá de las adecuadas -y necesarias- lecturas de todo tipo que puedan ayudar a contextualizar la obra.
También atrae ese sabio juego de luces entre el exterior del cielo (azules frios) y su interior (amarillo/dorado, calientes): la diferencia clara entre lo que se puede acceder solo con la mirada convencional, física, y aquello que solo se puede ver con la mirada penetrante de la fe.
El pintor nos muestra a los discípulos de Jesús rodeando la tumba de María.
También podemos observar en el cuadro, costumbre de la época, a los donantes del mismo (Matteo Palmieri, a la izquierda y su mujer, a la derecha) que, a prudente y respetuosa distancia, contemplan asombrados la escena.
En el plano superior del lienzo, y en una inusual perspectiva, podemos ver los nueve coros de ángeles que reciben a la madre del Señor. Éste levanta su mano para bendecir a su madre. 
Algunos santos intercalados -como quien no quiera la cosa- entre los ángeles menores crearon en su momento más de una polémica sobre la ortodoxia teológica tanto del pintor como del donante.
Francesco Botecini (1446-1497) fue un pintor florentino, discípulo de Neri di Bicci.
En su estilo se notan influencias de diferentes artistas, entre ellos Andrea Verrochio y Andrea del Castagno. En 1469 se independizó de su maestro y creó su propio taller, aunque siempre estuvo a la sombra de figuras tan destacadas como Sandro Botticelli (1444-1510) o Filippo Lippi (1457-1404).
Algunas de sus pinturas son de autoría cuestionada porque no gozan de una documentación suficientemente precisa como para fijar con exactitud quien las pintó, o en que taller se realizaron.
Los Tres arcángeles con Tobias se tiene como su obra maestra (se puede disfrutar de la obra en la Galería de los Uffizzi). La tabla que se encuentra en el Thyssen de Madrid, Santa Cecilia entre San Valeriano y San Tiburcio es una de las más cuestionadas, atribuyéndose también a Fillippo Lippi.



Texto y fotos: Javier Nebot
Entrada actualizada a 30-03-2021.

No hay comentarios:

Publicar un comentario